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Renovando Fuerzas

  • Foto del escritor: ECSM
    ECSM
  • 11 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

"Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil". Isaías 40:29


Hace un tiempo tenía deseos de tomar unas ligeras vacaciones, luego de pasar por varios procesos permitidos por Dios, quería dar un respiro. Pero, el deseo inmenso de estrenar una oportunidad de conocer a la "gran manzana en USA", me hizo extender esos días vacacionales que por gracia corresponden cuando laboras.


Algo no planificado por mí pero si por Dios sucedió y dentro de mi se gestaba algo que ignoraba, sí, un hermoso bebé el cual el Señor me permitió tener y sin mucho aparataje de malestares, me dí cuenta muchos días después. Pero el caso no es ese, el caso es, que luego de haber empezado esta hermosa trayectoria, hacia mi vida normal, tan normal que no sabía que debía de cuidarnos un poquito más. En unos de mis chequeos rutinarios con mi doctora, la misma notó lo que yo no persibía por mi primeriza recorrida trayectoria de madre; un aborto amenazaba la vida de mi bebé y tal vez hasta la mía (todo puede pasar), de una vez mi doctora me dejó esclavizada a la cama del hospital y mi consuelo era el hermoso trato de quienes tenían el deber de cuidarnos y darnos el debido seguimiento.


Al pasar los días en los que ya mejoraba, algo tocó a mi espíritu, era el hermoso amor de Dios recorriendo mi ser y haciéndome sentir que todo estaría bien. Sola ahí en el hotel de cuatro estrellas donde no todo el mundo desea estar, Dios fue mi amigo. En esos momentos de soledad, leía su palabra y me llenaban de esperanza.


Ya llega el día de salir y debo seguir una larga rutina dada por la doctora que de forma disciplinada lograría mantener nuestro estado de salud hasta que salga de la burbuja amenazante del aborto. Pero estaba confiada y tranquila, Dios estaba conmigo y todo estaría bien. Llega la hermosa licencia de 15 días y, de forma jocosa, le decido llamar "vacaciones forzadas". No era la forma que esperaba terminar el viejo año ni tampoco el de iniciar el nuevo, pero, siempre Dios tiene un plan hermoso y más grande del que nosotros esperamos. Nunca será como el que esperamos, no será de forma lógica pues con él la lógica no existe, pero sí será lo mejor de lo mejor conforme a su propósito. Al paso de los días, pude entender que, sí necesitaba unas vacaciones necesarias, no forzadas, pero necesitaba unas vacaciones en las que me encontraría con él y su paz.


No necesitaba de lujos, de un viaje, de alguien, de placer, no! Había algo que necesitaba y no entendía por los afanes de la vida, era algo más y; era un respiro del mundo, para encontrarme con mi Padre Celestial. Eran unas vacaciones en las que en mi tranquilidad, la excusa para cuidar de mi bebé y alejarme de todo lo que nos pueda afectar, pudiera sin disturbios escuchar su hermosa y estruendosa voz, y explorar sus interesantes ofertas de mejorar mi calidad de vida, de como puedo salir victoriosa de los procesos por los cuales estaba pasando, de como podía acrecentar mi fe y renovar las fuerzas espirituales que por cada batalla iba perdiendo porque luchaba con mis fuerzas y no con las de él. Ahí es cuando entendí porque necesitaba esas vacaciones...


A veces no sabemos que realmente necesitamos, hasta que nos concentramos en entender cuanto Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros. Muchas veces nos sentimos cansados, angustiados, afligidos, envueltos por el día a día, todo nos pasa rápido, las frustraciones fluyen y lo más urgente que nos pasa por la cabeza es huir a un rico lugar de descanso, playa, sol, arena, etc. Pero, volvemos al lugar de donde partimos y nos encontramos que seguimos igual.


Entonces es ahí cuando yo pude entender, que muchas veces no necesitamos unas vacaciones programadas sino, unas vacaciones forzadas (claro, podemos programar un retiro espiritual si estamos cocientes de nuestra verdadera necesidad) pero estamos tan envueltos en el mundo que no nos detenemos a tomar un respiro y escuchar la voz de Dios que nos dice: <<Descansa en mí, ven y descansa en mí que lo necesitas>>. Esas fuerzas que tanto necesitamos se encuentran en él y hay que renovarlas todo el tiempo porque solo así y solo así, podremos enfrentar con sabiduría los grandes retos que nos ha deparado el hermoso propósito de Dios en nuestra vida. Cuan hermosas son sus promesas que nos ayudan a fortalecernos y encontrar descanso en su poder y su gran amor. Dios te bendiga!


"Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán". Isaías 40:31







 
 
 

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